sábado, 18 de octubre de 2014

Capítulo 4.

No sé cuanto tiempo ha pasado desde que he llegado al parque pero parece que han sido apenas segundos. Estoy desorientada y tengo frío. No tengo ni idea de estoy y no se como volver a casa. Perfecto. Además está anocheciendo. Perfecto. Solo a mí se me ocurre salir corriendo de la escuela sin mirar atrás. Debería pensar las cosas antes de hacerla. Ese es mi defecto. Eso y otros muchos.

Cuando estoy a punto de irme del parque aparece Zac corriendo enfrente de mi.  Pues si que ha tardado en seguirme. Yo lo he visto pero el todavía no me ha localizado por lo que decido emprender la marcha de vuelta a casa cuando de repente oigo su voz.
- Keira! Keira! Dónde estás? Llevo horas buscándote! No huyas!
Yo hago como si no lo escuchara y continúo avanzando por el camino.
- Sé que estás ahí!- dice el gritando
- Vuelve!
- Háblame! No puedes ir constantemente.
Já. Este no me conoce. Llevo huyendo de situaciones peligrosas desde pequeña. Pero cuando estoy apunto de desaparecer por la esquina del parque él continúa hablando.
- Keira, sé como te sientes. Sé que tienes miedo, pero no por eso tienes que huir y dejar los problemas atrás. Aunque huyas esos problemas no desaparecerán y aunque tengas miedo qué más da? El miedo nos hace humanos.
Tiene razón. Decido quedarme parada donde estoy.
- Sí tengo miedo, cada paso que doy, cada palabra que digo...siempre tengo miedo. Miedo a hacer daño a la gente. Miedo a no encajar. Miedo a ser diferente... .- Las lágrimas están a punto de caer por mis mejillas.
- Yo también tuve miedo sabes? Te crees que es genial ser un sátiro? Tener patas de cabra? No, no lo es. Pero yo no me rindo y sigo adelante. No intento huir como has hecho tú siempre.
- Como sabes que siempre he huido de las situaciones difíciles?
- Porque como ya te he dicho, te conozco más de lo que crees. Sé que cuando tenías 7 años te caíste de  un columpio y no lloraste porque no querías preocupar a tu madre después de que tu amiga Mila hubiera fallecido. Sé que has sufrido mucho por culpa de tus poderes y que te aislas de los demás para que no le ocurra lo mismo que a tu amiga. Pero no puedes vivir aislada del mundo eternamente!
- Sí que puedo y lo voy a hacer! Soy un monstruo!- Las lágrimas ya corrían por mis mejillas.
-  No eres un monstruo. Eres una mestiza. Mitad humano, mitad dios. Eres algo extraordinario. No te averguences de ser lo que eres.
- Por culpa de ser lo que soy ¡tengo tantos problemas! Preferiría ser solamente humana!
- También hay cosas buenas en ser un semidios. Sabías que hay más gente como tú?
- Dónde?
- En un lugar que se conoce como el campamento mestizo.
Después de oír eso me acerqué a él.
-Llévame allí.
- Estás segura de que quieres ir?
- Por supuesto.

Pero no todo iba a ser tan fácil. Lo que sucedió después de esta conversación dio un giro a mi vida. Ya no volví a ver el mundo como un lugar seguro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario